Foto: Museo Nacional de Escultura

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Museo Museo Nacional de Escultura
Inventario CER00442
Clasificación Genérica Escultura; Reproducción
Objeto/Documento Escultura de bulto redondo
Autor/a Malpieri, Leopoldo [Para la autoría del original helenístico, véase el campo D. Onomásticos]
Título Galo moribundo
Materia/Soporte Escayola
Mármol [réplica romana]
Bronce [original griego]
Técnica Vaciado
Esculpido [réplica romana]
Fundido [original griego]
Dimensiones Altura = 148 cm; Anchura = 194 cm; Profundidad = 93 cm
Descripción Escultura de bulto redondo trabajada en todas sus caras y realizada con molde a la italiana. Representa a una figura masculina desnuda de potente musculatura que yace herida mostrando una expresión de acusado patetismo. Porta al cuello collar rígido y redondo, una torques, que sirvió para identificar al personaje como un combatiente galo.
Iconografia Guerrero
Inscripciones/Leyendas Placa rectangular, base latetal derecha
LEOPOLDO MALPIERI / FORMATORE ROMA
Datación 1885
230[ac]-220[ac] (original helenístico)
Contexto Cultural/Estilo Edad Contemporánea
Edad Antigua [réplica romana y original helenístico]
Descriptores Geográficos Roma; Pérgamo
Clasificación Razonada A principios del siglo XVII fue redescubierta en Roma durante una excavación en los jardines de Salustio, en la Villa Ludovisi, una hermosa escultura en mármol que representaba la figura de un "soldado herido". Celebrada desde entonces con gran entusiasmo, pronto pasó a formar parte del "museo imaginario" de la escultura occidental y a gozar de una reputación que, todavía hoy, continua vigente.
En conmemoración de la victoria de Atalo de Pérgamo sobre los gálatas se erigió un gran monumento famoso por su escultura central, el Galo moribundo. Esta estatua representaba el fin de la amenaza de esta tribu nómada que venía avanzando sobre Grecia, y la superioridad de la gente que los venció. Consideraba como una de las obras más celebres de la Antigüedad, fue ampliamente copiada, y muchos reyes, estudiosos y gente poderosa encargaban sus reproducciones. Se hizo un vaciado en yeso para Felipe IV y una réplica en mármol para Luis XIV, tallas en piedra como ornamento de jardines, y vaciados en bronce para decorar las residencias de los gentlemen ingleses del siglo XVIII. Mientras, las clases menos poderosas se conformaban con versiones reducidas de la estatua que servían como adornos en porcelana o pisapapeles de hierro (Haskell y Penny, 1990).
La calidad artística y el patetismo de la figura fascinaron a eruditos y literatos de los siglos XVII y XVIII: "la expresión más fuerte que yo haya visto en una estatua", en palabras de Richardson. Por entonces todavía se la identificaba como un soldado herido. Fueron los investigadores de las memorias griegas y romanas del siglo XIX -Visconti primero y Nibby después- quienes acabaron reconociéndola como la figura de un galo.
Desde su hallazgo, fueron muchos los artistas que se asomaron a la escultura, pues se sentían atraídos por la retórica pose de la figura, como Velázquez, que en su segundo viaje a Italia encargó un vaciado de la pieza. Harris opinaba que la escultura del Galo habría sido utilizada por el artista como modelo para las figuras que aparecen en su lienzo Mercurio y Argos. Pero la capacidad inspiradora del gesto de la estatua helenística se ha mantenido intacta hasta nuestros días. Así se muestra en una escultura de 1984 realizada a partir de un modelo humano por el hiperrealista americano John de Andrea: artista se sirve de la pose de la escultura antigua; pero no la recrea como símbolo de la tragedia, de la derrota heroica, sino como espejo de un estado emocional psicológicamente distante y reflexivo (Guenther, 2008).
La "obra original", el mármol de los Museos Capitolinos, es en realidad una copia romana de un bronce helenístico (de la escuela de Pérgamo) de 230-220 a. C., hoy perdido. El vaciado de la colección nacional de copias es obra de Leopoldo Malpieri, miembro de una reputada familia de vaciadores que encabezó Vincenzo Malpieri, asistente y formador del escultor neoclásico Antonio Canova. En los primeros años del siglo XIX abre en Roma (en vía del Corso) un taller de vaciados que convirtió en un singular laboratorio, un espacio en el que trabajar y poder formar a varios de sus hijos. Así ocurrió con Leopoldo Malpieri, quien acabó siendo vaciador de confianza de Ingres durante el periodo en que el pintor ocupó (de 1834 a 1840) el cargo de director de la Academia de Francia en Roma. La fecha tardía de realización de esta copia, 1885, lleva a pensar que pudo haber sido obra de un descendiente homónimo -tal vez un hijo- del italiano.
Bibliografía ALMAGRO GORBEA, María José. Catálogo del arte clásico. Madrid (m): 2000. p. 227.

BIEBER, Margarete. The sculpture of the hellenistic age. Nueva York: 1981. pp. 108-109.

GONZÁLEZ DÍEZ, Pedro. Galo moribundo. En: MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA. Museo Nacional de Escultura: colección. 2015. pp. 318-319.

GUENTHER, B.. Dying Gaul. En: PANZANELLI, Roberta. The Color of Life: Polychromy in sculpture from antiquity to the present. 2008. pp. 172-173.

HASKELL, Francis; PENNY, Nicholas. El gusto y el arte de la Antigüedad: el atractivo de la escultura clásica (1500-1900). Madrid (m): 1990. pp. 274-251.

MUSEO NACIONAL DE REPRODUCCIONES ARTÍSTICAS. Catálogo del Museo de Reproducciones Artísticas. Primera Parte: Escultura Antigua. Madrid (m): 1912. pp. 310-312.

NEGRETE PLANO, Almudena. Galo moribundo. En: LUZÓN NOGUÉ, José María. Velázquez: Esculturas para el Alcázar. Madrid (m): 2007. pp. 504-505.

POLLIT, Jerome Jordan. Art in the Hellenistic Age. Cambridge: 1986. pp. 85-86.
Catalogación González Díez, Pedro
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